EXCELENCIA GALVÁN

FLA.CO.MEN

Excelencia Galván para el aplaudido y ovacionado el elenco de FLA.CO.MEN,  que  lo dio todo a un público entregado a los ritmos y el flamenco de este extraordinario artista.

FLA.CO.MEN, Bienal de Sevilla 2014 y Festival  Temporada Alta 2015,  ha sido el broche de oro del Festival Ciutat Flamenco 2016, comisariado por Pedro G Romero, Patricia Caballero y el mismo Galván, y que ha llevado al Mercat los ritmos más intensos del flamenco.

Entradas agotadas meses antes para las dos funciones de Fla.Co.Men. y dos invitados de excepción; epílogo del Guito  con su magistral Soleá el viernes,  y Cesc Gelabert con una interpretación libre, el sábado.  Las invitaciones no eran al azar Galván quiere que el público vea y aprenda,   y le gustó la idea de mostrar  la versión de un palo del flamenco —como es la soleá—, bailado por un bailaor y por un bailarín de danza contemporánea.

Riqueza de ritmos inabarcable

De negro impoluto apareció el bailaor pisando firme el escenario de la Sala Mac. Sobrio como suele vestir, porque este Artista —que hay que ponerlo en mayúsculas—, no necesita de adornos.  Eloisa, Tomás de Peralte, David Lagos, Caracafé y Proyecto Lorca  le acompañan en este viaje, creado en un principio para recorrer las músicas de su obra y transformado en mucho más.

En el atril las pautas para bailar flamenco. Su  bota de taconeo,  tumbada en el escenario, cuenta que el ritmo también tiene silencios. 

Hay entradas y salidas. Partes de un mismo todo que se van entrelazando; la poesía sublime da paso al caos musical, a la entrega total. Memorable la hermosa interpretación del Cante al Trabajo de David Lagos.

Se vive tanto en el escenario, que de pronto en esos andares de ruedo, Galván  se sienta en una esquina y ¡suena la música del Bayo! (Fiesta, esta si, esta no).  Y toman especial relevancia las palabras de S.Zweing : «No hay arte más elevado que el arte de ser uno mismo»  (Montaigne)

Y es que Fla.Co.Men es inabarcable. Como lo es el arte de su creador y el del  equipo que le acompaña. No hay tregua en las casi dos horas que dura el espectáculo. La obra y los intérpretes han ido viviendo y transformándose en el escenario. Y desde el patio de butacas se celebra.

Borbotones de música, cante, baile  y espacio para sentir el ritmo,  porque de pronto las luces se apagan y el ritmo se enciende: es una invitación a sentir sin ver «la oscuridad también es un regalo» —afirma Galván—.

«Fui piedra en el camino y me arrojaron a la mar»

Fui piedra en el camino y me arrojaron a la mar, rezan los versos de Morente. Los músicos los recitan para  acompañar la entrega de este bailaor, que vive y  se despide de cada paso como si con él se le fuera la vida. Porque  a este sevillano tímido, con  un arte y una generosidad que no le cabe en el cuerpo, le arrojaron a la mar.  

Pero Israel Galván  cogió su centro. Y  con él nos vino a encontrar.

¡Excelencia Galván!