The Pursuit of Now es una joya de las artes escénicas que auna la contemporariedad dancística de Akram Khan y la de bailarina berlinesa Honji Wang, con la exquisitez del jazz y la música azerbayán de los hermanos Novrasli; Nahim al piano, Nurlan vocal, y Arslan con el Tar .
La propuesta gira alrededor de la improvisación que surge de un encuentro único; el pianista de Jazz Nahim Novrasli y un cuerpo de baile tan diverso como el Khatak, contemporaneo de Khan, el hip hop de Honji Wang, o el duo greco-eslovaco formado por Linda Kapetanea y Jozef Frucek.
Una velada tan deliciosa como inesperada que abrió Nashim Novrasli interpretando el siempre hermoso Preludio de Chopin, mientras cascadas de luces blancas vestían un escenario negro y el Sadler´s Wells evocaba aires de chillout. No se sabía lo que iba a pasar. Lo que vivimos fue extraordinario.
Porque el piano de Nashim, la batería de Nathan Peck y la percusión de Aeri Hoenig invitaron a un juego de energías, poder y dominio entre dos bailarines en «la misma esencia del ahora»: The Pursuit of Now. Honji Wang, que apenas una semana antes estaba en Barcelona compartiendo escenario con Rocio Molina en el Mercat de les Flors, tomaba la iniciativa del juego, del contacto y del espacio con un vocabulario infinito de breakdance contemporáneo. Y Khan respondía con su lenguaje único por la precisión y nitidez de movimientos. Intercambios energéticos entre dos artistas dotados por un control absoluto del cuerpo.
Honji Wang y Akram Khan: extraordinarios
Los hermanos Novrasli acompañaron el jazz de Nashim la segunda parte en la que pudimos deleitarnos de dos solos extraodinarios. Honji Wang con un estilo muy depurado, dotado de una gran elegancia y una increíble flexibilidad. Sus músculos dialogaron con cada una de las notas de Nashim. Khan viajó a sus orígenes para experimentar con la improvisación entregándose al diálogo con la agilidad, precisión y nitidez en cada una de sus frases. El de Khan es un lenguaje fluido y rítmico que sale de dentro y atrapa. Novrasli cautivó con su inefable repertorio de jazz con sabores azerbayaníes.
Sentada en la butaca de la conocida casa de la danza londinense, supe que estaba viviendo algo único, íntimo y maravilloso ¡inolvidable!